El encuentro interregional convocado por FEPAL y realizado en México con AMPIEP como sede, nos propone seguir pensando acerca de los límites y las fronteras del Psicoanálisis, límites que, por un lado, necesitan expandirse para realizar nuevas construcciones en la ampliación y elaboración de la base teórica psicoanalítica, para poder acceder a nuevos campos de intervención e interpretación clínica que se requieren para ampliar el campo del “psicoanálisis aplicado”, como el mismo Freud lo llamó cuando se refería al trabajo fuera de las paredes de un consultorio privado, dirigido a la comunidad y, por otro, que reafirmen las normas éticas que encuadran nuestro trabajo, inamovibles dentro del arte que implica la flexibilidad del oficio en la adaptación a la postmodernidad, sobre todo en los análisis y tratamientos individuales, por ejemplo, los que se dan a distancia, cada vez más frecuentemente, así como en la formación de los candidatos o los analistas en formación, que somos todos.
El mundo, hoy globalizado, ha roto las fronteras no solo geográficas sino además las redes: la cibernética y la tecnología han modificado y lo siguen haciendo día a día, nuestro modo de ver al mundo y a las relaciones interpersonales, haciendo el campo intersubjetivo algo más patente, innegable, porque en consonancia con nuestros pacientes, vibramos impactados por la realidad, hoy día sacudida por el fenómeno de la violencia que surge de la polarización, de la discriminación y la intolerancia de lo diferente.
Por lo anterior, debemos seguir pensando para comprender, analizar y teorizar sobre las “nuevas” realidades que, a pesar de que se sabe han existido siempre, hoy día nos golpean de continuo en imágenes transmitidas por todos los medios y pululan en el ambiente percibido de continuo como inseguro. Es necesario, entonces, dirigirnos a la tarea para saltar fronteras en nuestra práctica y romper los muros del silencio para denunciar e implementar intervenciones en el ámbito social, de la mano con las demás ciencias: las sociales, la antropología, medicina, la educación, etc.
Durante todo el tiempo de los dos días que duró el encuentro, escuchamos muchas voces diferentes que nos encaminan, como dijo Cristina Oñate al momento de la clausura, a visualizar al futuro que ya está aquí, del psicoanálisis “extramuros”.
Los trabajos presentados por AMPIEP, todos con una calidad sorprendente, nos llevan a profundizar nuestro saber a partir del impacto convulsionante de los efectos de la violencia, aprender de los cambios en la subjetividad y la clínica en esta era de la postmodernidad como lo dijo Lourdes de Nova en su escrito, emular el trabajo y la experiencia vivida en nuestra Asociación como da cuenta el trabajo de Rocío Rojas: “El grupo como espejo: trabajando con la normalización de la violencia de género introyectada en la identidad femenina mexicana”, que describe el proyecto que ganó el primer lugar del premio API en la comunidad 2019 en la categoría violencia, otorgado además de Rocío, a Raquel Berman, Dalia Guzik, Elnora Jiménez y Cristina Oñate, o bien escuchar las voces de quienes como psicoanalistas nos precedieron en la denuncia y trabajo para abatir la injusticia de regímenes autoritarios o de exterminio como pudo dar cuenta el trabajo de Dalia Guzik.
Debemos despertar la conciencia de lo que ocurre a nuestro alrededor en la pobreza, la marginación y el destierro obligado de la migración, las desapariciones forzadas, el fanatismo y fundamentalismo, los feminicidios, entre otras manifestaciones de la violencia que peligra seguir regándose por el planeta que también sucumbe a la cada vez más desértica tierra, arrasada por la omnipotencia del hombre hueco, inmerso en lo amorfo de lo que se deja escurrir sin límites. En la era del vacío, modernidad y miedo líquidos y de relaciones pasajeras, debemos seguir alzando la voz, también para dar pie al entendimiento de la sociedad actual.
Actualmente todos los trámites son vía correo electrónico y por teléfono.
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