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Feminicidio es el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer. Está catalogado como crimen de odio y suele presentarse en un contexto cultural e institucional de discriminación y violencia de género. La promotora inicial del concepto fue Diana Russell, quien en 1976 lo utilizó ante el Tribunal Internacional de los Crímenes Contra la Mujer. El término en español se introdujo en la segunda mitad de los años 90, en el marco de las revelaciones sobre impunidad en los asesinatos de mujeres de Ciudad Juárez. En 1997, la investigadora mexicana Marcela Lagarde (a quien AMPIEP tuvo el gusto de recibir como invitada a uno de sus eventos) publicó un artículo titulado Identidades de género y derechos humanos: La construcción de las humanas, donde dice:

Hoy conceptualizamos la dominación agresiva y lacerante a las mujeres y la llamamos feminicidio, definido por Radford y Russell (1994), como la política del exterminio de las mujeres. Sin embargo es importante conceptualizar al feminicidio, de manera que abarque también los procesos que conducen a ese exterminio, y definirlo como el conjunto de acciones que tienden a controlar y eliminar a las mujeres a través del temor y del daño, y obligarlas a sobrevivir en el temor y la inseguridad, amenazadas y en condiciones humanas mínimas al negarles la satisfacción de sus reivindicaciones vitales. La opresión de las mujeres tiene una profunda marca feminicida.

En México, María Salguero, quien es activista y defensora de derechos humanos de las familias de mujeres víctimas de violencia machista, hizo un rastreo de las noticias que publica la prensa policíaca en todo el país y a partir de ellas elaboró un mapa para dar seguimiento a estos crímenes. Es tan grave el problema, que simplemente de enero a abril de 2018 el recuento era de 500 feminicidios.