El silencio de los inocentes Una mirada diferente

el silencio de los inocentes

Recientemente Ampiep nos proporcionó la oportunidad de darle una nueva mirada a esta gran película de suspenso y terror, un clásico con muchos Oscares.


Verla y entender el tema bajo la lupa psicoanalítica siempre es interesante y enriquecedor.

El tema de los asesinos seriales despierta fuerte interés, lo primitivo de la patología, el origen fundamentado en las relaciones objetales primarias, la desintegración de las estructuras internas particularmente de la conciencia moral y del Yo cuando está patología va acompañada de psicosis, siempre son temas interesantes para analizar.

Pero esta vez al mirar la película nuevamente, saltó una línea fresca, más clara, más visible debido tal vez a los también terroríficos acontecimientos actuales de nuestro país y del mundo, la violencia de género.

Es imposible dejar de notar el acoso a la que nuestra joven protagonista fue sometida desde la primera escena, la mirada de sus compañeros mientras corre, es el inicio de esta línea definida que se va intensificando y subiendo de nivel, así, Claríse no sólo sufre acoso de sus compañeros, también puede considerarse acoso el ser ofrecida como carnada a un terrible asesino por parte de su jefe, sufre acoso cuando un grupo de policías la miran entre laciva y reprobatoriamente o cuando su jefe nuevamente utiliza su condición femenina para deshacerse de un molesto jefe de policía. Y que decir cuando Hannibal Lecter el psiquiatra caníbal invade su mente para manipularla, cuando regresando con su jefe no la escucha en sus descubrimientos la devalúa, la expone a Buffalo Bill otro asesino serial y finalmente la excluye de lo que él piensa va a ser un arresto exitoso.

Todos estos hechos conforman una cadena de violencia de género producto de su condición femenina, lo único que va cambiando es la intensidad y el nivel de peligro que implica.

Nuestra protagonista es el prototipo de la joven mujer exitosa, inteligente, arriesgada y competitiva qué puede ser víctima no sólo del acoso sino también del feminicidio, fenómeno tristemente repetitivo en nuestro país.

Es tal vez por esto que esta línea resaltó desde la primera escena de la película y quizás lo que más debemos reflexionar, porque esta película se estrenó en 1991 hace casi 30 años y no podemos decir que la situación haya cambiado mucho, es por esto que las voces femeninas se escuchan ahora fuertes y claras.

¿Necesitaremos 30 años más para cambiar?

Psicoanalista Marianne Jiménez

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