Democracia en Crisis en América Latina

Por : Beth Mori (SPBSB), Daniela Boianovsky (SPBSB) y Ludmila Frateschi (SBPSP)

De Observatorio Psicoanalítico compartimos la relatoría de la mesa “Democracia en Crisis en América Latina”, presentada el 30 de Octubre de 2020 en el marco del 33º Congreso de Psicoanálisis FEPAL, donde nos representó nuestra colega Dalia Guzik Ensayos sobre eventos sociopolíticos, culturales e institucionales en Brasil y el mundo de América Latina en el Observatorio Psicoanalítico: La crisis de la democracia cruza fronteras.

Estamos muy contentos y emocionados con la mesa “Democracia en crisis en América Latina”, en el 33º Congreso de Psicoanálisis FEPAL, que se llevó a cabo el 30/10, de manera virtual. Este texto pretende narrar un poco de nuestra experiencia en la planificación y organización de la mesa, así como traer de vuelta a este espacio del Observatorio Psicoanalítico las discusiones que, aquí nacidas, se ventilaron y profundizaron allí, para que sigan teniendo repercusión.

El Congreso denominado “Fronteras” estaba programado para realizarse en Montevideo (Uruguay) en septiembre y, debido a la pandemia que nos afecta, tuvo que sufrir muchas adaptaciones. Felicitamos a María Cristina Fulco (APU) y Elizabeth Chapuy (APC), al frente del Comité Científico, por el éxito del formato virtual y por la rica programación científica que se nos brindó en las diferentes mesas celebradas a lo largo de los fines de semana de octubre. También nos hacemos eco del homenaje que se le rinde a Marcelo Viñar, psicoanalista uruguayo con un aporte mundial en nuestro campo, especialmente al pensar en la relación de nuestra clínica y nuestras instituciones con la política. La pregunta que guió el programa fue la suya: “¿Cómo y con qué propósito puede un psicoanalista ser o debe ser cronista de su tiempo y testigo activo, implicado con su historia y la cultura en la que vive?”.Se propusieron tres ejes de conversación, como sesgos temáticos: subjetividades, otredades, culturalidades. Se invitó al Observatorio Psicoanalítico (OP) a organizar una mesa dentro del eje “Culturalidades”. Cabe señalar que el OP, creado en 2017 por la Federación Brasileña de Psicoanálisis (FEBRAPSI), se propone como un dispositivo para promover el pensamiento psicoanalítico sobre los hechos cotidianos que nos atraviesan y sobre posibles intervenciones. De la lectura de los principales temas que han ocupado nuestras publicaciones durante los dos últimos años (desde el anterior Congreso Fepal, celebrado en 2018), nos encontramos con que nuestro continente llega al 2020 y la crisis del capitalismo y la democracia en el mundo sigue marcada por los efectos transgeneracionales de la cruel colonización hispano-portuguesa, el exterminio de los pueblos originarios y la esclavitud de los africanos que fueron traídos aquí. Definimos, entonces, como tema de la mesa “Democracia en Crisis en América Latina”.

En muchos países del continente se están fortaleciendo gobiernos autoritarios, marcados por su indiferencia hacia los derechos humanos. Al mismo tiempo, existen numerosos movimientos de denuncia y protesta: por un lado, a favor de lo que afecta a todos (el clima y el medio ambiente, por ejemplo) y, por otro lado, contra todo lo que cruelmente nos distingue (racismo, supervivencia de los pueblos originarios, xenofobia, fobia LGBT, machismo, feminicidio, violencia contra los niños, entre muchos otros problemas sociales).

Ensayos recientes del Observatorio Psicoanalítico reflejan las numerosas protestas en todo el mundo. Películas como “Joker” (Todd Phillips, EE. UU., 2019), “Bacurau” (Kleber Mendonça, Brasil, 2019), “La odisea de los tontos” (Sebastián Borenzstein, Argentina, 2019), además de otras expresiones artísticas (cabe mencionar Grada Kilomba) y las manifestaciones antifascistas y antirracistas en todo el mundo contra la muerte de George Floyd, cruelmente asesinado por un policía estadounidense, hacen eco de preguntas en nuestros oídos. Desde marzo de este año 2020, América Latina también se ha visto fuertemente afectada por Sars-CoV-2 y el escenario se vuelve aún más dramático. Existe una conciencia creciente de que la desigualdad económica se profundiza, que los grupos históricamente más afectados siguen sufriendo: la pandemia se agrava entre los más vulnerables, las muertes son más numerosas entre quienes tienen menor acceso al espacio, saneamiento básico, recursos de higiene y al sistema de salud, o entre quienes no pueden salir del trabajo y realizar el confinamiento necesario (porque dependen directa e inmediatamente de la convivencia y la ciudad para mantener sus actividades económicas de supervivencia). También vemos que los datos de contaminación y muerte muestran desigualdades entre países y entre sus líderes.

En este contexto, nos preguntamos: ¿Qué efectos tiene la violencia social en los sujetos que la viven? ¿Cómo  pueden elaborarse? ¿Y cuál es el límite de la violencia sufrida para evitar reaccionar con más violencia? ¿Hay casos en los que la reacción violencia podría estar justificada? ¿Cómo estos conflictos marcan y generan sufrimiento entre los habitantes del continente? ¿Cuál es el papel del psicoanalista en la escucha y acogida del “malestar de nuestra civilización” producido que, desde el tejido social, desborda en nuestra clínica, ya sea dentro o fuera de los consultorios?

Elegimos una obra, del  artista brasileño Emicida, como estímulo para abrir la mesa, porque entendemos que de alguna manera sintetiza y amplifica estas preguntas: el clip AmarElo: https://www.youtube.com/watch?v=PTDgP3BDPIU .

Cabe mencionar que Emicida es el nombre artístico de Leandro Roque de Oliveira y proviene de la fusión de las palabras “MC” (rapero) y “homicida”, pues se decía que “asesinaba” a sus competidores en las “batallas de rap”. Compone rap y otros géneros, canta, es productor musical, dibujante y escritor. “AmarElo” es la canción principal de uno de sus álbumes. Utiliza como sampler (una especie de coro traído de otra canción en la composición de un rap) la canción “Sujeito de Sorte”, de Belchior, escrita en 1976, durante la dictadura militar en Brasil. Cantan con él en el clip dos personajes, destacados del panorama musical brasileño,  que se dicen no-binarios: Majur y Pablo Vittar.7Invitamos , entonces a cuatro oradores de diferentes países para que nos hablaran sobre estos temas: Leopold Nosek; Laura Veríssimo de Posadas (APU) , Dalia Guzik, de AMPIEP Ciudad de México (Asociación Mexicana para la práctica, investigación y enseñanza del psicoanálisis) y a Jorge Kantor, SPP (Sociedad Peruana de Psicoanálisis). La mesa estuvo presidida por la coordinadora de nuestro equipo curatorial, Maria Elizabeth Mori.

Laura nos presentó un discurso muy analítico sobre el video de Emicida. Su presentación comienza planteando, desde el clip y desde dos poemas de Idea Vilariño, el paso del tiempo y la lucha política en el tiempo. Marca el uso del sampler de “Sujeto de suerte”, de Belchior, como algo que nos transporta a los 60 y 70 y establece un contrapunto con los cuerpos ultracontemporáneos de Majur y Pablo Vittar. “Ellos señalan, claramente, que no estamos en los 70, sino en otra época en la que artistas como Emicida, como siempre, se nos adelantan”. Nos hace pensar: ¿qué se repite y qué está pasando?

Luego, la pregunta se traslada al hilo histórico que une las luchas sociales y al lugar de la violencia en estas luchas, diferenciando la violencia fría, que se da repetida y serialmente a lo largo de los años, y la que surge como reacción. Para ella, la violencia de los oprimidos  parece más aceptable y soportable. Aún así, es violencia.

De forma no lineal, salta al comentario sobre el coro de AmarElo: “Quiero hablar yo y no mis cicatrices”. Destaca la importancia de un yo que tiene una voz más allá de su lugar socialmente determinado, cuyas cicatrices sean marcas pasibles de contar una historia, y no heridas que se reabren cada minuto. A veces, un acto violento es el discurso de una cicatriz, no de un sujeto. Emicida, un artista que Laura llegó a conocer gracias a esta mesa, puede pensar y hablar incluyendo su lugar como persona negra en la sociedad,  al mismo tiempo que lo trasciendes con libertad. La panelista convoca a los psicoanalistas a escuchar y fomentar este tipo de libertad: “Como psicoanalistas consideramos un deber ético abordar -incluir en nuestras reflexiones y problematizar- todo lo que significa una ruptura con nuestras formas habituales de ordenar el mundo, todo lo que abra a la posibilidad de concebir otros cuerpos, otras eróticas, otros modos de estar en el mundo y otros modos de organización y convivencia social”.

Laura también destaca desde el clip el uso repetido del coloquial  “estás conectado?”, que nos remite a la pulsión de  vida y a la escucha (conectada) de un analista. A partir de ahí, piensa en la similitud entre la posición del artista / analista político, como lo son Emicida y Vilariño, y la posición del analista: “Emicida tiene el coraje de ubicarse en un no-lugar, un lugar que evoca al que conocemos por nuestra práctica en la intimidad de una sesión, y que, hoy, ante el mundo en que vivimos, insistimos en reinventar en la realidad social, para compartir esos ‘sueños como drones’  de que algo nuevo pueda advenir”.

Seguimos, con Jorge, en la máquina del tiempo. Ahora nos vemos llevados a saltar de 11 a 11 de septiembre: el día que se puso a escribir el texto para esta  mesa (2020), el día del atentado a las torres gemelas (2001) y el día del golpe y asesinato de Salvador Allende en Chile (1973). A través de este puente asociativo, llegamos a un testimonio personal sobre las recurrentes dictaduras a las que fue sometida su familia. “Ese día lo recuerdo con claridad. Nos enviaron de regreso de la escuela a nuestros hogares. Mis padres nos tranquilizaron, conocedores de los golpes de Estado, normalizando la situación ese jueves de octubre: era otro golpe militar, eso era lo que se esperaba en nuestros países”.

Estamos, en otro contrapunto más, también llevados al período en el que el Perú vivió una reforma agraria que resultó en una verdadera redemocratización de la tierra y, poco después,  la extensión del derecho al voto de los analfabetos, con efectos duraderos e importantes hasta hoy, e incluso ahora, que el régimen democrático del país está amenazado. Dice, traduciendo bien este sentimiento de dialéctica entre progreso y retroceso, algo que es válido para el Perú, pero con lo que todos nos identificamos: “Es que la crisis de la democracia peruana ensancha sus propias fronteras internas con cada giro de tornillo”.

Dalia, con mucha delicadeza, vuelve a plantear la cuestión del tiempo. Nos pregunta y nos pregunta si la democracia en algún momento o lugar se ha consolidado realmente. Se retoman las múltiples situaciones de violencia, traumáticas y disruptivas que afectan a la población actual de nuestra región y se repiten con el mismo patrón autoritario y corrupto. Habla de una experiencia común al enfrentar el evidente incumplimiento del Estado en la salvaguarda de los derechos básicos y la salud física y emocional de sus ciudadanos, especialmente la de los más indefensos.

Destaca el dolor de la experiencia traumática y sus ondas multiplicadoras, con sus terribles consecuencias, el duelo imposible, la experiencia de lo irreparable y la dificultad de afrontar lo que no se ha podido simbolizar, digerir.

Después de nombrar y enumerar varios tipos de violencia y también posibles formas teóricas de comenzar a pensarlos, concluye que pensar en profundidad sobre cada línea enumerada es difícil si no podemos reconocer el impacto del momento actual y los excesos de violencia que estamos viviendo,  en nosotros, analistas. De manera muy conmovedora propone que busquemos menos neutralidad y más la “vocación democrática” de la escucha analítica: “Pero quizás en un sentido metafórico, (la violencia) requiere de nuestra más profunda vocación democrática,el poder de escucharnos y escuchar al otro en toda su complejidad, aunque nos impacte, nos desorganice, nos escandalice, con el fin de preservar el encuadre interno (Green), la mirada psicoanalítica que nos protege ”. Nos convoca, sobre todo, a escuchar lo que se ha callado.

Dalia retoma el posible sentimiento de , al ver una obra de arte que se abre a la violencia,  sentirse violentado, junto con la elaboración que aporta este contacto. A partir del “puñetazo” que representan tanto el clip de Emicida como el poema de David Huerta, citado en su discurso, pregunta sobre la función del discurso y el analista: “¿No es eso lo que intentamos hacer en una sesión? ¿Qué pretendemos hacer al ingresar como psicoanalista en una comunidad? ¿No es la intención mostrar la función elaboradora de la palabra? ¿la de los lazos? de la cultura? una intención de ofrecer contención a los afectos más temibles y absurdos? (…) No es una forma de dar sentido a nuestra historia? “. La oradora concluyó diciendo que, en esta mesa del OP en el Congreso, estamos tratando de hacer lo mismo.

Leopold Nosek, el último en hablar, comienza dirigiendo su discurso a las instituciones psicoanalíticas y a las resistencias que a menudo se encuentra para traer el tema de la cultura. incluso se refiere a las críticas recibidas por Fepal sobre un posible exceso de cuestiones extra consultorio en el congreso. Su discurso se construye en el sentido de decir que hay momentos sociopolíticos , y  de la historia del sujeto, en los que nosotros, psicoanalistas, “dejamos de ser intérpretes del sueño y un sueño se convierte en el punto de partida para un texto, junto con que somos constructores de sueños y constructores de cultura “. En este momento, nosotros y todos en el campo de las humanidades estamos llamados a hacer esto y buscar la verdad. Los analistas, en particular, están contribuyendo a la construcción de una cultura personal ubicada en el mundo.

Leopold hace una crítica social, señalando que el capitalismo global se reordena muy rápidamente y que una de las grandes consignas del neoliberalismo necesita ser desafiada, re-discutiendo el papel del Estado. Los analistas, según él, trabajamos “bajo la ventisca”, como “luciérnagas” o “chispas de luz”, buscando la verdad (aunque sea temporal), buscando la emancipación humana del control de la vida, buscando construir sueños y cultura donde hay un desplazamiento a veces desesperanzado, como el de las palabras de Emicida: “¿Cómo encajo? ¿Cómo me sitúo?”

Termina diciendo sobre la importancia de crear y sustentar horizontes comunes y el papel del Observatorio Psicoanalítico, al que apoyó desde el principio, en este proceso. “Y creo que el gran papel de nuestro Observatorio, que celebro, es mantener esta idea: que tengamos en cuenta un horizonte. Y en los momentos más oscuros, con menos bichos de luz, luciérnagas, nosotros continuemos mirando, avizorando el horizonte. Y el OP es un fuerte impulsor de que nos mantengamos, al mismo tiempo que apuntamos a los pequeños bichos de luz, realizando una intervención psicoanalítica en este maravilloso e infinito campo  del inconsciente, mantenemos el horizonte de una emancipación de la humanidad ”.

Siguió una discusión muy rica y emotiva. Una de las preguntas más repetidas fue la de nuestro colega Julio Hirschhorn Gheller, de SBPSP, sobre los líderes que hemos elegido, lo cual, como recordó Laura, fue una pregunta repetida en varias ocasiones a lo largo del Congreso. Para contestar,  volvió a Paula Sibilia y sus consideraciones sobre el silencioso resentimiento de ciertos sectores más conservadores ante los nuevos derechos adquiridos por las minorías. Jorge destacó que la explicación para la elección de líderes debe pensarse desde la perspectiva de la sobredeterminación psíquica y que hay factores que son válidos para todo el continente y factores que son particulares de cada país. Su idea resuena: Leo enfatizó que hay factores afectivos y apolíticos en la elección de candidatos y que los movimientos deben ser observados, a lo que Dalia concluyó, “como péndulos”, que a veces priorizan algo, a veces otra.

Era casi imposible no mezclar los idiomas, portugués y español, al escribir este ensayo sobre el espacio creado por el Observatorio Psicoanalítico para pensar en la crisis permanente de la democracia en América Latina. El sentimiento de un continente común, incluso en diferentes países, tratados con perspectivas únicas, nos invadió. No sabemos si el horizonte también es común, a veces sí, a veces es un mosaico tan complejo (de psicoanálisis, de visiones políticas, de formulaciones sobre cuáles serían los roles para el analista) que la mirada de cada uno queda atrapada en un pedacito y la idea de comunidad se pierde. Aun así, estamos felices de poder tener conversaciones y de estar todos en ese mismo barco que es en el que hay que pensar. Esperamos que esta narrativa contribuya a la continuidad del pensamiento de este grupo.

(Los textos publicados son responsabilidad de sus autores).

Traducción: Laura Verissimo de Posadas

Colega, haga clic en el enlace a continuación para discutir el asunto con los lectores de nuestra página de Facebook:

https://www.facebook.com/252098498261587/posts/1826762247461863/?d=n

Los ensayos de OP se publican en el sitio web de Febrapsi.

Haga clic en el enlace a continuación:

https://www.febrapsi.org/observatorio-psicanalitico/

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Aviso de Privacidad © 2020 AMPIEP