Evolución Hacia La Igualdad De Géneros

Escrito por:Jesús Alveano, una reflexión psicoanalítica durante la Pandemia.

Da gusto ver aquellos renglones en que la mujer –o mejor dicho, la Humanidad-, ha avanzado en la búsqueda de igualdad entre féminas y varones.

Cada día, se testimonia el ascenso de la parte femenina del mundo, en las ciencias, las técnicas, la política, las finanzas, la industria, el comercio, las artes y todos los campos. Y la Pandemia ha sido una circunstancia propicia.

Esta misma circunstancia  ha significado que algunos varones -se espera que crezca su número-, han empezado a participar en actividades domésticas como preparar los alimentos y lavar utensilios, platos y cubiertos, una vez terminada la comida. Desde el punto de vista psicoanalítico, ello ha permitido recuperar su significado simbólico: la comida, permite el disfrute libidinal tanto de alimentos y bebidas, como de la compañía de los seres queridos en torno a la mesa.

En esta etapa de la Pandemia, que ha volteado de cabeza todas las certidumbres, ha sido público y notorio, cómo aquellos países dirigidos por mujeres, han ofrecido los mejores resultados a la hora de buscar soluciones: han logrado un liderazgo de consensos, en que ha habido mucha escucha de parte de ellas, conciliar intereses, cuidar los derechos humanos y salvaguardar los intereses de los más vulnerables. Tsai Ing-wen (Taiwán), Jacinta Arden (Nueva Zelanda) y Angela Merkel (Alemania), han sido capaces de posibilitar el menor número de muertes, el aislamiento temprano de los contagios y una razonablemente aceptable gestión de sus economías; por su parte, Mette Frederiksen (Dinamarca), Katrín Jakobsdóttir (Islandia), Sanna Marin (Finlandia) y Erna Solberg (Noruega), son personas a las que el mundo les debe un reconocimiento para su eficaz labor.

De modo simultáneo, algunos hombres -se espera que crezca su número-, han tomado en sus manos el lavado, secado y planchado de la ropa.  La implicación psicológica de estas labores, pasa por el necesario reconocimiento del valor de las mismas, como un elemento que permite a hombres, mujeres y niños, una adecuada presentación personal para la vida cotidiana; se trata de un factor que contribuye al cuidado y aliño personal, reflejos de autoestima y autoimagen. Salud mental, pues.

Desde que el mundo es mundo, las damas se han dedicado a la crianza de los hijos, la siembra de alimentos, la atención de los enfermos y a todas aquellas actividades que exigían abnegación, empatía y entrega para otros, que hoy se vuelve a constatar en enfermeras, trabajadoras sociales, médicas, como han sido mayoritarias en Pedagogía, Psicología, Antropología, Historia y Ciencias Humanas.

Personajes como Florence Nightingale, Madame Curie, Helen Keller, María Montessori y por supuesto Anna Freud, Melanie Klein, Margaret Maler y Julia Kristeva, han dejado su huella en la Cultura, las ciencias y en el Psicoanálisis.

Por otra parte, barrer, trapear y sacudir la casa, así como adornarla con flores y otros elementos, tradicionalmente actividades en manos de amas de casa o del personal de servicio, también han sido emprendidas por caballeros -se espera que crezca su número-, quienes han captado el mensaje que puede darse a propios y extraños con el arreglo de la casa: un primer paso para hacer de ella, un hogar, continente de ansiedades y peligros que pueden asaltar a sus moradores, así como otra faceta de quién es uno, una: especie de segunda identidad externa, a los ojos de los demás. El mundo interno -materia prima del Psicoanálisis-, develado.

Y ya que se habla del Psicoanálisis, debe hacerse notar la presencia en México, de una de las Sociedades componentes de la Asociación Psicoanalítica Internacional que –en el frente de batalla que había sido hegemonía masculina-, ha sufrido desde su nacimiento, de un intento sofocante de asfixia como el que sufrió George Floyd; la AMPIEP, bajo el faro de luz de sus fundadoras: Raquel Berman, Vidalina Ramos, Dolores Márquez de Sandoval, Frida Walerstein de Rosenberg, Felisa Maimoni de Poveda y Beatriz Rosas y de Mendizábal, ha podido sortear los mares casi nunca tranquilos del Psicoanálisis en México. AMPIEP, a lo largo de mas de 65 años de vida, ha ofrecido –como dice en nuestra página Web-, “Particularmente en tiempos de crisis, como en las generadas por los sismos de 1985 y 2017, a través de su Clínica AMPIEP ha ofrecido intervenciones especiales procurando dar respuesta a la necesidad de espacios de contención y apoyo de la sociedad”. Hoy, en plena Pandemia, nuevamente da lugar a iniciativas que significan una consciencia social del más alto nivel, en beneficio de quienes han tenido pérdidas de las más diversas, a manos de quienes han salido de Arquímedes, con una inteligencia plena de disciplina y un corazón empático de servicio.

Independientemente de lo anterior, una nueva incursión de los prójimos, en la que era zona casi exclusiva de las prójimas, la selección y adquisición del “mandado” (alimentos, despensa, instrumentos y sustancias necesarias para limpieza y mantenimiento del hogar, blancos, toallas, útiles y libros escolares, etc.), ha posibilitado el reconocimiento de estas exigencias de la vida diaria, con un componente necesariamente de índole obsesivo, que es preciso cubrir.

En suma, para el observador psicoanalítico, pareciera que esta Pandemia, ha significado no solo una crisis sanitaria, sino un instrumento revelador de mundos paralelos para roles tradicionales de varón y mujer.

El hombre, típicamente en el trabajo fuera de casa, había estado viendo hacia afuera: el mundo externo era el panorama acostumbrado. El mundo de la búsqueda del sustento personal o familiar. Principio de realidad, en síntesis.

La mujer, tradicionalmente dueña del hogar, había estado metida en el mundo interno y al servicio de otros, otras. Principio del placer, tan de raíz.

La Evolución hacia la igualdad de géneros, durante la Pandemia y la cuarentena impuesta, ha llevado aparejado un intercambio de ideas y de actividades, en el que se han puesto en juego dos mundos: el mundo interno (predominantemente femenino hasta ahora), dedicado al servicio, al continente de ansiedades psicológicas, al igual que necesidades de alimento, vestido y protección personales, así como la creación de la estabilidad interna y la autoimagen, frente al mundo externo, donde la lucha por la supervivencia, la búsqueda de recursos materiales y económicos y la competencia han sido la pauta.

¿Estaremos en presencia de un paso evolutivo en el que la distribución de actividades y roles no esté fijado a priori, sino de conformidad con el crecimiento de todos los individuos, para su mayor realización?

¿Será una mejor manera de conciliar los procesos primarios y secundarios?

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